La Voz Humana: los retos y secretos detrás de una ópera

Producir un evento musical no es nada fácil. Conseguir ejecuciones perfectas no significa que detrás de escena todo sea perfecto.

Como hablamos en este artículo, hay infinidad de elementos que entran en juego. El equipo de producción debe hacer malabares con un sinfín de pelotas: los artistas, la logística, el clima, los equipos, el transporte y hasta la situación política del lugar. 

Todo es esencial para el éxito del evento. Todo.

Como diría el famoso ingeniero aeroespacial Edward Murphy, “lo que puede salir mal, sale mal”. Esta frase la conoce todo aquel que ha trabajado en producción de eventos. Y claro, Metrónoma no es la excepción. 

Sin embargo, la belleza (y la diversión) detrás de la producción radica en saber sortear dichos contratiempos. Hoy, te contamos nuestra experiencia con la realización de la ópera La Voz Humana que, aunque complicada, nos reafirmó por qué escogimos hacer lo que hacemos.

Así empieza esta travesía

La Orquesta Filarmónica de Bogotá creó una beca de circulación llamada Ópera Inesperada. Dicho estímulo fomenta la puesta en escena de óperas, zarzuelas, operetas y teatro musical. 

Aunque no es la primera vez que ganamos esta beca, la emoción fue la misma: muchísima.

Elegimos producir la ópera La Voix Humaine (La Voz Humana) de Francis Poulenc ambas veces. ¿Se nota que nos gusta mucho?

Claro que, en 2020 presentamos la obra en un formato reducido solo con voz y piano. Estábamos justo conociendo lo que es vivir una pandemia y debíamos buscar alternativas ingeniosas para presentar la ópera. Ciertamente, eso hace parte de lo que es el oficio de la producción de eventos musicales.

Por eso, esta vez quisimos hacerla tal como se debe: la versión original con orquesta. Fue la mejor decisión, aunque nada fácil de llevar a cabo.

Director dirigiendo orquesta y cantante en un pasillo de universidad

Ópera La Voix Humaine en el hall de la U. Externado. Fotografía: Marcela Gómez.

Apagando fuegos antes del gran día

Lo primero fue pensar en la parte más importante: los artistas. Desde el inicio, sabíamos que el director de orquesta apropiado era el maestro Juan Pablo Valencia. Sin embargo, por cuestiones de la vida, fue necesario cambiar la solista. Finalmente, la intérprete elegida fue la mezzosoprano Paola Leguizamón.

Igualmente, encontramos algunos líos con la elección de la orquesta. Sea por temas de tiempo o presupuesto, fue todo un dolor de cabeza. A la postre, contactamos a la Orquesta del Conservatorio de la U. Nacional. Y aquí encontramos otro reto más: convencer a los integrantes de que se unieran al proyecto. 

Para la orquesta, sumarse implicaba triplicar el número de ensayos y aprenderse una ópera en tiempo récord. Pero lo logramos. Los convencimos y así conseguimos quién le diera vida musical a La Voz Humana. Cabe resaltar que hicieron un trabajo asombroso, en especial con el poco tiempo que tuvieron para prepararse.

En Colombia, la tradición dicta que las óperas se realizan en el Teatro Colón y el Teatro Mayor. Sin embargo, éstos no podían ser los escenarios esta vez. Como lo indica el nombre de la beca, debía ser un lugar “inesperado”. Así, después de mucho buscar, el lugar elegido fue el hall de la Universidad Externado en Bogotá.

Inicialmente, se tenía pensado el auditorio de la U. Externado como escenario. Por eso la escenografía se concibió para dicho espacio. Pero como ya sabemos, debía ser un lugar inesperado. Inesperado fue también tener que pensar en un montaje diferente, sin embargo la recursividad salvó el día. 

Nos valimos de la creatividad y dispusimos el espacio simulando un vagón de metro. Para esto, usamos las escaleras del hall y situamos la orquesta en dos secciones opuestas (no en semicírculo, como es costumbre). Otro problema resuelto.

Saltando obstáculos al compás de la ópera

En la etapa de la preproducción, hay muchos asuntos que sortear. No obstante, cuando llega el día del evento, siempre ocurren imprevistos que ponen a todo un equipo a sudar frío

El 7 de marzo fue la premiere de la ópera. Ese mismo día, hubo protestas en Bogotá que obligaron a cerrar las instalaciones de la universidad casi toda la jornada. Eso significó un retraso que, menos mal, logramos superar.

El segundo día fue igualmente álgido debido a las marchas del 8M. Los bloqueos en las diferentes calles, en especial la Calle 26, complicaron aún más la logística. Es más, una integrante de la orquesta quedó atrapada en el tráfico y no pudo llegar a la presentación.

Por supuesto, los contratiempos no paraban de llegar. Ahora, la encargada de la cuota de susto era la tecnología. En el escenario teníamos instalado una pantalla con subtítulos, pero el encargado de transmitirlos no llevó su computador. 

Continuando con las leyes de Murphy, nadie más tenía un computador con el puerto requerido para la conexión. Nos tocó correr por toda la universidad buscando el cable que nos permitiera conectarnos. Nos sentíamos como en las olimpiadas. Aún así, la constancia logra lo que la dicha no alcanza y lo encontramos.

Y así, tuvimos una plétora de inconvenientes que pudieron haber arruinado el evento. No obstante, ese es el día a día de la producción. Además, esas son las historias que nos harán reír cuando hagamos retrospectiva y nos darán la satisfacción del deber cumplido.

Atril con partituras y volante de ópera La Voix Humaine

Uno de tantos atriles en La Voz Humana. Fotografía: Marcela Gómez.

La Voz Humana: aprendizajes y agradecimientos

Podemos decir que, aunque los obstáculos brotaron a borbotones, la obra fue un éxito total en ambas fechas. Los profesores estuvieron muy agradecidos, los asistentes emocionados, y los artistas orgullosos de su labor. 

Fue muy emocionante ver cómo los estudiantes y demás personas se acercaban a disfrutar de una ópera en un lugar tan inverosímil como un hall. Igual, ver cómo el público admiraba y pedía los volantes del evento e, incluso, pedían firmas al maestro y a la solista hizo que todo valiera la pena.

Producir eventos requiere de mucho esfuerzo, entereza y paciencia. Con todo, la recompensa es muy gratificante, sin contar el aprendizaje detrás de cada pequeña situación. Hay que lanzarse al ruedo, sin miedo, porque si no es ahora, entonces ¿cuándo? Siempre es un buen momento para recoger enseñanzas y unir ciudades, culturas y quehaceres en pos del arte.

Antes de despedirnos, Metrónoma da las gracias a la U. Externado, a la U. Nacional, a la Orquesta Filarmónica de Bogotá, a la Orquesta del Conservatorio de la U. Nacional, al maestro Juan Pablo Valencia, a la solista Paola Leguizamón, y a todo el equipo de producción.

El éxito de este evento no hubiera sido posible sin ustedes.

Y tú, ¿quieres producir un evento musical y necesitas un equipo que traiga tu visión a la realidad? Aquí estamos para ti.

Laura Grajales

Redactora, editora, comunicadora, digital marketer y artista del fanzine en sus ratos libres.

https://linktr.ee/lauragrajalesdiez
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